Sunday, March 26, 2006

 

¡Viva la liberación femenina!



Esta foto fue tomada en lo que antes era la Unión Sovietica el Día Internacional de la Mujer. De contrastes está hecha la vida.

Foto de Agencia EFE. Publicada en La Voz-Reading, PA

Monday, March 20, 2006

 

No fue que la rompí, se rompió solita


A pesar del auto exilio sigo pegada a la política boricua. Hay masoquismos que nos costarán la vida. Luego de un día largo de trabajo, entro a www.primerahora.com para saber a cuánto va el juego Japón-Cuba y me encuentro con la noticia de que Garriga Picó rompió una gaveta en el hemiciclo frente a unos estudiantes de Marista. Esto es tan gracioso. Me imagino los pobres nenes riquitillos con los ojos desorbitados, viendo a este senador como un Hulk quedándose con la gaveta en la mano.
Garriga Picó dijo y cito la noticia “Dijo que no rompió la gaveta de su escritorio en el hemiciclo sino que "la puertecita se me quedó en la mano (cuando fui a buscar un documento)... no fue que yo la halé". Según las clases que tomé de física para que una puerta abra hay que halarla. El uso del diminutivo en el caso de puerta realmente hace que retuerza de la risa. Un “Hulk” hablando en diminituvo y suavecito. A la verdad que hay que ser bien...mejor me abstengo de pronunciar adjetivos con alusiones de succión. Después añade la noticia, “También negó haber tirado unos papeles al piso. "No fue que los tiré... los saqué afuera para reciclar", manifestó Picó. Esto me crea incredulidad, ¿de cuándo acá existe un penepé consciente del ambiente? Cuando es un partido lame-botas que siempre apoya los intereses de las grandes empresas. (Bueno lo de lame-botas también lo tienen los populares)
Hace poco Garriga Picó protagonizó un encontronazo con otra lumbrera de conocimiento, Orlando Parga. Hubiese dado mi vida por ver una pelea entre Garriga Picó y Orlando Parga. Se imaginan Parga, que apenas puede respirar, pinchando a Garriga Picó con un tenedor de plata de la cafetería del hemiciclo (no se equivoquen, nada de cubiertos comunes, de plata, pa´ que vean que lo hacemos mejor) Luego Garriga Picó se zafa y empieza a asfixiar a Parga con la corbata. De repente, sale Kenneth McClintock y empieza golpear a Garriga Picó con un maletín. De paso podemos contratar a alguno de los artistas del Taller Dramático de WIPR, despedidos como muebles inservibles, para que narraran el encuentro. Lo más espantoso de todo es que estos especimenes ganan un dineral que sale de mis contribuciones. Como menos me hacen reir. ¡Que siga la función...en la lucha libre, praaann¡

Sunday, March 19, 2006

 

Susie Homemaker syndrome


Hoy es domingo, me levanté relativamente temprano, desayuné algo rápido. Empecé a lavar ropa. Entonces ocurrió, me dije, hoy vamos a mover los muebles de lugar y cambiar la decoración. Cuando era nena temblaba cuando mi mamá se levantaba con ese humor. Sabía que sería un día de “nena, mueve este mueble para aquella esquina, ay pero ahí no me gusta como se ve, mejor muévelo para allá” A veces se decidía cuando la miraba con cara de matricidio seguro.
Pues hoy me llegó el momento a mi. Cambié mis sabanas de muñequitos de nieve por unas de flores y mariquitas. Tú sabes, para darle un toque primaveral a mi cuarto, a ver si así atraigo a la bendita estación. Moví las mesas de lugar, recogí mi mesa de manualidades, boté cosas que no uso. Hasta cambié el mantel de la mesa y el pañito tejido de la mecedora. Fui al supermercado y orita me puse a planear el menú. Pareciera que Martha Stewart envenenó las aguas y tengo sintomatología de Susie Homemaker. Lo más preocupante es que me senté en el sofá y miré todo y me sentí muy bien. Esto se ha ido manifestando en los últimos meses, cuando me quedaba embelesada en las tiendas y ya no era con los libros o alguna pieza de ropa. Me quedaba “lela” con unas mesitas, unos sofás o un comforter. Anoche me invitaron para la inauguración de un restaurante e iba a estar toda la crema de la ciudad. Muy amablemente me escabullí del compromiso y pasé la noche dibujando en mi mecedora y leyendo.
Algo me está pasando. Antes no era así. Antes una esquina en la casa vacía no importaba ahora quiero poner una planta interior o una mesa. Los fines de semana los paso en la casa, haciendo manualidades, en mi peregrinación sabatina a Redner´s a comprar alguna cosa. Al menos siempre disfruté ir supermercado. Debe ser que estoy bajando el ritmo. Se siente bien tener un lugar que yo pago y no comparto con ninguna “roomate” Es más cómodo porque cuando llego cansada del trabajo todo está en su lugar y las cosas cómo me gusta tenerlas. Hasta recojo la cama...eso sí que es un milagro, descubrí que si recojo la cama en la mañana cuando me acuesto está calientita. Hasta guardo la carne en porciones en bolsitas “ziploc” Mi caso es serio, muy serio. Bueno, me voy que quiero hacer unos espaguetis y tal vez si me da mucho “Susie Homemaker syndrome” me haga un postre.

Saturday, March 18, 2006

 

Olvida resumé en lugar que asaltó

Publicado en el periódico Primera Hora el 18 de marzo de 2006

Sao Paulo (EFE).- Un delincuente brasileño fue detenido por la policía después de que olvidase su propio resumé, con foto incluida, en una casa de apuestas que acababa de asaltar, informaron ayer las autoridades.

Según la policía, Bruno Militao, de 20 años, robó el jueves $120 de una casa de apuestas de la ciudad de Baurú, 345 kilómetros al noroeste de Sao Paulo, pero en su huida dejó un currículo que reveló su identidad.

En el currículo, Militao había anotado, como es habitual, todos sus datos personales, incluida la dirección de su casa, y con esas informaciones la policía lo detuvo poco después del robo.

Su identidad fue confirmada después por la grabación de una cámara de seguridad instalada en el local, que mostró que el asaltante y Militao eran la misma persona.

Curiosamente, Militao había escrito en el currículo que su objetivo en caso de conseguir empleo era "trabajar con sinceridad, honestidad y dedicación".

Wednesday, March 15, 2006

 

Nostalgeando entre el Clásico del Caribe y pollo asado

Mientras escribo esto, el equipo de béisbol de Puerto Rico y Cuba están luchando un pase a las finales del Clásico del Caribe. Aún no tengo televisión así que no puedo ver el juego. Un amigo en Puerto Rico de vez en cuándo me cuenta que está pasando por MSN. Estamos en la quinta entrada. 4 a 1, Cuba al frente y nosotros tenemos dos hombres en base.
Mi amigo dice que aún tenemos esperanzas y sin saber nada de béisbol sé que tiene razón. El juego tiene esperanza porque miles de nosotros, incluso en la distancia, tenemos fe en que nuestro equipo se alzará con la victoria. Tengo el corazón latiendo a la expectativa de saber cómo va el juego. Casi puedo oír el bullicio de la gente en las gradas, sé sin ver que el Hiram Bithorn está lleno a capacidad y hay cientos de monoestrelladas, ya sea la de los cubanos o las nuestras. Yo que no tengo ni la más cercana idea de cuántas entradas tiene un juego de béisbol siento ese juego como mío. Me he gozado nuestras victorias y he sufrido las derrotas como si fuera toda una fanática y conocedora. Debe ser que ahora tengo una necesidad inmensa de reafirmarme como otra cosa. Entre más afirmo que no regreso a vivir a la Isla, más busco afincarme aquí pero sin olvidar de dónde vengo. Estoy mejorando la pronunciación de mi inglés pero sin dejar ese acento que me hace distinta. Los fines de semana voy a los colmaditos a comprar viandas, cilantrillo, recao, plátanos. Leo El Nuevo Día y Primera Hora todos los días y busco libros en español. Sólo hablo inglés cuando es estrictamente necesario y mi radio está sintonizado con la única emisora que tiene programación hispana. A veces, cuando la nostalgia me golpea fuerte, llamo a mis amigos que viven en el campo y les pido que hagan silencio para escuchar los coquies de fondo. Cuando mi gente viene a visitarme le pido que antes de montarse al avión me traigan una libra de pan de agua recién “sobao.” No puedo quejarme, me siento muy bien aquí. La realidad es que no regreso a Puerto Rico porque siento que se me ha quedado pequeño, sin que esto signifique subestimar a mi país. Me mudé porque me cansé de trabajar para sobrevivir en algo que no me gustaba. Me cansé de salir con miedo de que el próximo día yo sería una más que murió en un tiroteo entre dos narcotraficantes rivales. Puerto Rico me asfixia, preferí mudarme y empezar a crecer. Presumo que la nostalgia es el precio del auto-exilio.
Hace unos días fui a casa de Nelly, compañera de trabajo a celebrar con su familia que la temperatura estaba en los 70. Su papá hizo en el patio un pollo asado, usando un dron de metal y con un tubo y un guía de carro iba moviéndolos. Doña Haydee hizo arroz con gandules y salchichón, guineitos hervidos y yo puse un tres leches. Aquello fue un fiestón, escuchamos música típica y hasta compartimos con los vecinos “gringos” un plato. Mientras me embutía de comida, como si no existiera el mañana, pensaba que realmente no estoy lejos de mi país porque sencillamente nuestra patria somos nosotros, dondequiera que estemos; sin importar si estamos hablando otro idioma pues el idioma que más fuerte se oye es aquel que habla el corazón y el mío a pesar de la distancia sigue siendo boricua, orgullosa de su equipo de béisbol aunque perdamos.

PD- Gracias a mi amigo, Aníbal Quiñones y Elba Rabell por narrarme poquito a poco el juego por MSN.

Nota post-juego...perdimos y me he echado a llorar.

Saturday, March 11, 2006

 

De cuándo fui una pervertida y pedófila

Una de las cosas que más disfruto de mi trabajo es tomar las fotos que publicaremos en las 10-11m (centerpages). Aunque no me visualizo con hijos reconozco que los niños son buena materia visual y venden periódicos. Debe ser porque reconocemos en ellos esa inocencia perdida. Estos días han sido muy especiales...la temperatura está a 60 grados y luego de pasar 5 meses encerrados, la gente empieza a disfrutar de actividades al aire libre. Así he descubierto que soy un ser solar y que cuando hay sol estoy más animada y con más deseos de hacer cosas. Me fui a dar una vuelta en mi ReadingMóvil y vi en un parque decenas de familias disfrutando. Como estas semanas la 10 y la 11 han sido un poco flojas me afilé los colmillos y agarré mi cámara. Los niños se veían adorables, brincando y haciendo eso que mejor hacen, jugar. Pues empecé a tomar fotos de los niños en los columpios, jugando fútbol, béisbol . Mientras hacia esto pensaba en que a mi jefe gringo le fascinarían las fotos. Todo iba perfecto hasta que vino una mujer joven a pelear conmigo, que no tomara fotos de sus hijos y tal. Yo no tengo problema de no publicar una foto si me lo piden. Le expliqué que trabajaba para un periódico y muy amablemente le pregunto cuáles son sus hijos. La mujer señala hacia donde estaban como 20 niños y me dice ni aquel, ni el otro, ni este, con esas amplias descripciones. Me sonreí porque no puedo bregar con las ineptitudes y le dije hagamos una cosa señora, si usted ve que le saco una foto a alguno de sus hijos me lo dice y listo porque aquí hay decenas de niños y yo no sé cuales son los suyos. La mujer muy airada empezó a decirme que yo era una pervertida, que no quería que le tomaran fotos a sus hijos. La miré con todo el sarcasmo del mundo y le respondí, “Señora, tomar fotos es mi trabajo, debería preguntar primero y luego empezar a pelear, ya la escuché.” Lo curioso es que estos son los mismos entes que cuando son víctimas de algún crimen o se les violan sus derechos son los primeros que quieren que la prensa los cubra y salir en primera plana. Ahora le tendré que pedir al gringo una maquinita que me diga quien es hijo de quien y así no herir las sensibilidades de madres histéricas.

Friday, March 10, 2006

 

Shrinked island

Tengo la determinación de no volver,
Tan solo en citas fortuitas de huida invernal,
mientras me bebo los espacios inexistentes y traslúcidos.
No regresaré con maletas amplias,
Así soportaré la compulsión de empacar
el anaranjado de junio,
preñado de susurros tornasoles.
No regresaré con sólo el boleto de ida,
caminaré por las calles con sigilo,
para que su efecto encogedor de isla que se mira el ombligo
no me encoja las ansias de seguir
atisbándola,
pero de lejos.

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Awilda Ivette Castro
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