Tuesday, May 15, 2007

 

En mi familia hay una cleptómana

Esto que comenzó como una bitacora de la gata Frida se ha convertido en las travesuras de la Meche. Hoy salí temprano del trabajo y llegue a mi casa. Mi compañera de casa me cuenta que en la mañana parece que algo pasó en casa de los vecinos, pues escuchó a una vecina gritando, “Get away from my garden” Ella salió a verificar que todo estuviese bien, verificó a la perra que estaba jugando en el patio. Todo normal. Estoy tomando agua en la cocina y le pregunto por la perra. Mi compañera de casa sale y con cara de vaca paría me dice, “Meche está jugando con el rotweiller del vecino.” El rotweiller a quién llamamos cariñosamente Torombolo es un perro gigantesco de algunas 70-80 libras de peso. Mi perra logró romper la verja de madera de debajo del “deck” y pasarse al patio del vecino. Me puse furibunda, la llamé, le di un buen regaño y la metí en su “crate” Regresamos al patio para ver por dónde se había metido la muy atrevida. Para encontrar dos huesos gigantescos. Meche no tan sólo se metió a propiedad ajena sino que se apropió ilegalmente de dos huesos del perro vecino. Tomé los huesos y se los dejé en el balcón al vecino con una notita de disculpa. Mientras escribía la nota no podía con la pavera (risa incontrolable)...y que estar pidiendo disculpas por tener una perra terrible. Meche es tremenda, y qué robarle los huesos a un perro que es dos veces su tamaño. Es atrevida mi niña...ella va a todas.

PD- No me preocupa que me salga preñá, ya mi niña está operada....porque a raíz de su comportamiento no necesito más Meches o Torombolitos.



Saturday, May 12, 2007

 

Me comieron los “honey buns”


Esto podría ser el título de una película porno, pero no lo es, este es el relato de aquello a lo cuál me enfrento cada día. Hace unos días compré en el supermercado una caja de “honey buns,” cosa de tener algún postre luego de comer. Mientras veía Work Out y veía a Jackie flirtear como una demente con Rebecca me empecé a comer los “honey buns” Luego que se acabó el programa subí al ático a mi cuarto de hacer manualidades y pasé unas cuántas horas haciendo “journals” como regalo del Día de las Madres. Cuando empecé a meter la pata y pegar las cosas dónde no iban decidí que era hora de irme a dormir. Pues llamé a Meche para meterla en su jaula. No saben cuál fue mi sorpresa cuando bajé las escaleras para el primer piso y me encuentro un pedazo de la caja vacía de mis “honey buns” La muy hija de su madre se comió los “honey buns.” No dejó ni una sola de las envolturas. Hasta la caja se devoró. Me dio un coraje y la regañé bien fuerte pero cuando vi sus bigotes duros cubiertos de azúcar, sus orejitas gachas y contra la pared espantada me sobrecogió un sentimiento muy grande de ternura. Me dieron ganas de abrazarla y darle mil besos, pero me mantuve firme. Yo lo más probable no tenga hijos. Si algún día tuviese una situación económica óptima y una pareja con quién compartir la responsabilidad, adoptaría un niño, que de esos hay de más, esperando por un hogar decente. Mientras tanto me río de las ocurrencias de las que se han convertido en mis dos amores, Meche y Frida.








Monday, May 07, 2007

 

Cosas que me gustan...

Quedarme media hora más en la cama, acurrucada entre mis sábanas y buscando con la planta del pie las áreas más frías; acariciar a mi gata y soplarle suavemente las orejas para molestarla; quedarme parada en la ducha bajo el chorro de agua tibia; lavarme la cabeza; desayunar los sábados pan criollo tostado con tuna, mayonesa y cebolla; levantarme tarde y poder dormir con la perra recién bañada; sentarme en el deck de mi casa y ver las ardillas correr por los cables eléctricos; escuchar los “windchimes” un sábado a las 9 de la mañana sin nadie en la calle; levantarme con la risa de los estudiantes camino a la escuela frente a mi casa; la ropa recién lavada; las sábanas limpias; un periódico sin estrujar; un arroz blanco con bistec encebollado; ver a la perra correr como demente en el parque y perseguir patos y/o ardillas; el ronroneo de la gata; un martes sin anuncios que corregir; acurrucarme en la cama a leer un buen libro durante horas; llenar de gasolina el carro y coger carretera sin saber hacia dónde voy; una carretera limpia con campos de cultivo a ambos lados; la chequera cuadrada y todas las cuentas pagas; ver en la calle alguien leyendo mi periódico; mecerme en mi balcón con la perra durmiendo a mis pies; un Mochachino de Starbucks; sentarme en las murallas del Morro a escribir poesía; caminar entre las tumbas del Cementerio del Viejo San Juan con la mujer que me gusta; volar chiringas; coger puñados de arroz crudo entre las manos; decirle cosas buenas a la gente; preguntarle a mi artista gráfico cuando se va a casar conmigo a son de broma; que la gata me maullé para que me vaya a dormir con ella; que caiga nieve el día que me puedo quedar en casa; los sábados de ir al cine y comer galletas de chocolate; que la gente me pare en cualquier parte y me diga que les gusta mi periódico; los chistes mongos de mi papá, repetidos una y otra vez; recordar a mi abuela; las aceitunas con anchoas; la poesía de Benedetti; WKAQ por las mañanas; leer el periódico del domingo con la persona que amo en la cama; pararme en el puente todos los viernes con pancartas anti guerra; escribir un poema que me guste mucho; que mis amigos estén felices con sus parejas; mi trabajo; El perfume de Suskind, In cold blood de Truman Capote y El amor en los tiempos del cólera de García Márquez; las manos arrugadas de mi abuela; correr bicicleta cuando empieza a llover; bañarme en el primer aguacero de mayo; tirarle bolas de nieve a la perra; el sonido de un arroyo; las hojas secas crujiendo bajo mis pies; que me abracen; que me traigan el desayuno a la cama; mi nariz fría recorriendo la espalda de un amante; tener domingos de nostalgia; llorar como desquiciada en las películas tristes; las películas buenas; el bizcocho de limón con un vaso de leche fría; ver que la gente que quiero logre sus sueños; reírme mientras recuerdo algún momento gracioso; mecerme en un columpio; conducir; mis ojos y mi pelo; el amor incondicional de mi perra; mis amigos y mi familia añadida; un apretón de manos cuando siento que el mundo se derrumba; estar dentro de mi piel, aquí y ahora.

PD- Esto es parte de un ejercicio que sugirió Nicole en Rabietario; No apta para la humanidad también se unió al ejercicio. A ver si otros también se unen...



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Awilda Ivette Castro
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