Monday, July 31, 2006

 

Lo gourmet y lo intenso de Nueva York


Estos dos últimos fines de semana han sido de pura carretera y gasolina. La realidad es que la he pasado de lujo. María Conchita, mejor conocida como MC, estaba de visita y decidimos aprovechar los sábados para ir de “road trip.” Nuestra primera parada fue Nueva York. Claudia nos invitó a acompañarla a un viaje gourmet a varios restaurantes de la Gran Manzana. Nos levantamos temprano y abordamos el autobús. Primer dato interesante, éramos las únicas hispanas. Nuestros compañeros de viaje pronto se acostumbraron a nuestro parloteo en español. El día estaba nublado y bromeamos sobre lo hermoso que estaba el día. Incidencia del viaje de ida, ir a un baño de autobús mientras el chofer se pierde en las calles de Manhattan puede convertirse en toda una experiencia religiosa. El saldo puede ser movimientos gimnastas para evitar mojarse o mojar, destreza manual para agarrarse a las barras y subirse los pantalones a la vez. En fin, que no lo recomiendo. Mejor esperen a bajarse del autobús.


Los restaurantes gourmet fueron los menos que vimos. Era la primera vez de Claudia en Nueva York, así que mapa en mano tratamos de maximizar el viaje. Cada una tenía una función específica, yo era la que decidía la ruta y encargada del mapa; Claudia estaba pendiente de la hora en la cual debíamos volver al autobús y MC era la encargada de mirar todo y avisar a las otras de todo lo interesante.
Primera parada, Zabar, una tienda de quesos y jamones. La entrada estaba bien bonita, aún así caminamos en la dirección contraria. Compramos un mapa y pasamos un buen rato caminando en Central Park. Lo más divertido fue sentarnos en unos banquitos en medio de una avenida a tomar café. Conversé con una deambulante. Regresamos al bus, camino a otro restaurante cuyo nombre he olvidado. Estábamos como a 25 cuadras del Times Square, así que caminamos unas cuántas cuadras para ver el Rockefeller Center, el cuál nunca vimos porque nos perdimos. Teníamos poco tiempo. Aún así nos montamos en un tren subterráneo y fuimos a ver los anuncios luminosos. Esta fue mi quinta vez en la ciudad, así que no me saqué una foto en la 42. Cayó un aguacero y terminé como pollo mojado, todo por mi aversión a las sombrillas, mejor mojada que tuerta con la sombrilla que llevaba MC. Llegamos al bus a tiempo pero gracias a una escultura de varios kayaks, canoas y barquitos encontramos el lugar. Tremendo susto nos llevamos.

El próximo lugar fue el restaurante Dean and Deluca en la Pequeña Italia. De ahí caminamos hasta Ground Zero, la Estatua de la Libertad, mi parada obligatoria en el Battery Park. Terminamos exhaustas de tanto caminar pero vimos casi todo lo llamativo de la ciudad. Lo más divertido de la tercera parada: de regreso nos montamos en el tren subterráneo nuevamente. Se supone que nos quedáramos en Prince Street. Nos pusimos bien contentas al ver que la ruta que elegimos luego de discutir un rato era la correcta. Con la variante que el tren no paró. El tren siguió, yo me reía pensando en la Ley de Murphy, Claudia abrió los ojos como dos platos y María Conchita guardó silencio. Recordé que en durante mi segunda visita, mi ex esposo, Antonio se quedó en el tren con todo nuestro equipaje y yo en la estación sin un solo peso encima. Luego nos separaban tres trenes, fueron los 15 minutos más largos de mi existencia. Siempre me pierdo en Nueva York y luego de la primera vez no me inmuto.





La primera vez que fui a Nueva York fue en un viaje estudiantil. Imagínense, mi primer viaje, vi todos los edificios, museos y lugares de interés y de paso visitamos, Boston, Montreal y Québec. La segunda vez, fui con Antonio para celebrar nuestro primer aniversario de casados. La tercera fui sola para una convención de periodistas y pasé más tiempo vagando por Lower East Side, China Town y Battery Park. Recuerdo que fui a un slam de poesía en el Niuyorican Poets Café. Pasé todo un día columpiándome en Battery Park, mientras le pedía cosas al Universo y me llegaba una idea de novela mientras miraba los rayos del sol. En China Town siempre visitó el mismo restaurante chino en la Mott Street. De mis cinco viajes lo he visitado en tres ocasiones. La cuarta vez que visité Nueva York fue para celebrar mis 27 años. Fue genial que llegando, MC y yo, al Battery Park empezó a nevar. Estuvo hermoso, hacía un frío y un viento, MC parecía una talibana a la que sólo se le veían los ojos encima de la bufanda y yo llevaba una gabardina gruesa y de color oscuro que me queda gigantesca y una bufanda de colorines, que me hacían distinguible. Nueva York durante despedida de año es un hervidero de gente, una verdadera Hell Kitchen. Tengo infinidad de recuerdos de Nueva York. Siempre me pierdo, siempre termino exhausta pero con ganas de regresar. Mi sitio preferido: Battery Park, esta vez fui a columpiarme nuevamente y mientras miraba los rayos del sol agradecía al cosmos haberme mostrado mi camino, haberme concedido todo lo que le pedí aquel verano del 2003, me volví a poner en manos de Dios. Me despedí del parque sabiendo que regresaré otra tarde más a columpiarme y a entregarle otras cosas al Cosmos.

Próxima entrega, viaje a Intercourse, Lancaster y los amish.



Thursday, July 13, 2006

 

Documento de propiedad

Uno sólo es dueño de aquello que da a otros. Sólo eso nos hace grandes.

Wednesday, July 05, 2006

 

Disfunciones eréctiles


Llevo días recibiendo promociones de Cialis, Levitra, Viagra. Y por más que miro no encuentro la necesidad. Tal vez es que estas compañías saben algo que yo no sé. Tal vez tienen una campaña para crear comunidades con penes imaginarios. El hecho es que cuando menos deberían hacer estas promociones enfocadas, yo no necesito nada contra la disfunción eréctil. Primero necesitaría el órgano, luego tendría que ver que hago con él. Empezando, no sabría como acomodármelo en los calzoncillos de forma tal que quede bien distribuido. Sufriría mucho cada vez que me toque sentarme pues me lo pincharía sin remedio alguno. Ir al baño sería vergonzoso, orinaría hasta el lavamanos con la falta de puntería. Sería uno de esos hombres que orinan sentados. No sabría como disimular algo visualmente erótico, con esa cosa rebelde entre las patas. Además si fuera hombre tendría pelos en la cara, en el pecho. Tendría que afeitarme todos los días...uy no, que cosa más desagradable. Me negarían llorar y mi dramatismo...ay no, gracias a Dios no tengo un pipi entre las piernas porque sería un pipi desastroso.

Saturday, July 01, 2006

 

Hay cosas que me enervan


Hace dos años y medio, un incendio el 29 de diciembre de 2003 en una casa, provocó la muerte de Juan José y Dianexis Pagán Soto, de cuatro y dos años, respectivamente, y Eric Joan Nieves Soto, de un año e hijo del convicto. En la foto aparecen con su madre, Zulmary Soto Alicea, quién dejó que sus hijos se quemaran y no movió ni un solo dedo para salvarlos.
Recuerdo que estaba haciendo planes para celebrar mi cumpleaños número 26. Vi los rostros de los padres llorando que sus hijos se habian quemado en el siniestro pero no me comí el cuento, recuerdo que le dije a quién me acompañaba que había gato encerrado. Por el sencillo hecho de que ninguno de los dos presentaba quemaduras. Tanto el padre como la madre actuaron de mala fe. Dejaron que sus hijos se quemaran dentro la casa. Yo no tengo hijos pero estoy segura que si los tuviera y sé que se están quemando yo me quemo con ellos tratando de salvarlos. La pareja incendió la casa para que Vivienda le diera una. Esta acción me levanta ronchas también, es decir, el gobierno está en la obligación de darte una casa. Esta pareja no podía hacer como gran parte de los mortales, trabajar mucho y fuerte para proveerse su sustento y su vivienda. No, el gobierno tiene que darles casa, a la verdad que hay que tener pantalones y de pata bien ancha. Sarta de mantenidos de mierda. Si iban a quemar la casa porque no sacaron a los nenes, porque no los dejaron con los abuelos...fácil porque querían deshacerse de los niños.
Viendo las fotos de los nenes, se me parte el alma. Unos nenes hermosos y saludables. Yo hago todo mi esfuerzo mental para entender como tú dejas que tres seres humanos, que para añadir son tus hijos, se quemen así. Mira, nada más de pensarlo se me salen las lágrimas de la rabia. La madre testificó en contra de su pareja...él está en la cárcel pidiendo una apelación y ella pues, bien gracias, en la calle, tal vez embarazada de nuevo y planificando su próxima barbacoa.

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Awilda Ivette Castro
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