Sunday, May 21, 2006

 

Recuento de mis madres

Empecemos con Josefa Torres Feliciano, mi mamá biológica. A ella no la conocí porque me dio en adopción cuando nací. El reconocer que un hijo va a estar mejor con otra familia no debe ser una decisión fácil, así que a ella le agradezco que me diera la opción de un futuro mejor. Luego está María Suárez, a la que llamo Mami. Ella me enseñó a acentuar, me dio mucha disciplina y me grabó entre ceja y ceja que podía llegar tan lejos como quisiera. Todavía recuerdo que siempre me decía, "La única herencia que te voy a dejar es una educación buena." En mi casa hay muchas mujeres y todas se juntaron para pagarme la educación elemental en el sistema Montessori. Si hoy día soy una adicta al trabajo es por Mami. Ella tenía dos trabajos, uno como secretaria ejecutiva y otro los fines de semana de recepcionista en un hospital. Además estudia constantemente; maquillista, cosmetóloga, asistente de farmacia. Ahora mismo está tomando un curso de uñas para entretenerse.
Luego viene mi Abuela Chede, ella me dio toda la ternura del mundo y me amó con locura. Ella me dio el carácter testarudo, el amor por las noticias y el don de hacer magia con un caldero y unas pocas de especias. Extraño mucho a mi viejita. Cuando era niña me esmeraba mucho en hacer su postal y desde que ella murió no he vuelto a celebrar el Día de las Madres. En mi casa tengo en una esquina su radio, este domingo pondré boleros para recordarla.
Cuando mi abuela se enfermó entraron a mi vida dos mujeres increíbles, Mamá de Sonia y Janice. Mamá de Sonia, cuyo nombre verdadero es Hilda Mercado, es la mamá de mi amiga Sonia pero la bauticé Mamá de Sonia y así se quedó. Ella me dio hogar cuando todo parecía derrumbarse. Fueron muchas las noches en las cuales me hacía unas sopitas Ramen mientras yo le contaba mis tristezas. Su casa es humilde pero siempre con espacio para que alguien se quede. Es una mujer pobre económicamente pero tiene una riqueza de espíritu increíble. No duda en ayudar a los demás y siempre, sin importar la estrechez económica siempre hay un buen plato de patitas de cerdo o de tostones listo para el que llegue. Mamá de Sonia siempre ha tenido un detalle especial conmigo. Siempre me regala el Día de las Madres, cada año recibía unos platitos o alguna cosita, porque ella quería que todas sus hijas recibieran algo. Incluso gente llegó a comentarle que yo era la hija que más se parecía a ella. Mamá de Sonia me enseñó fortaleza de espíritu, esta característica usual en las mujeres de echar hacia delante sin importar las vicisitudes. La otra madre de esa época es Janice Rodríguez, una de mis mejores amigas. A pesar de ser contemporáneas, Janice siempre se ha comportado como mi mamá. Me da sermones, cada vez que estaba triste lloraba en su falda. Aún me sermonea y me llama todas las semanas para ver cómo estoy.
Cuando me mudé a Reading otra madre se incorporó al grupo itinerante de madres adoptivas y es Doña Haydeé, mamá de Onelia Alvarado. Ya es rutina ir a su casa a hacer sofrito y siempre que la visito me embute de comida deliciosa y hecha en casa. Ella es la que malcria mi panza. Como ven estoy llena de madres, a todas las amo y les digo, gracias mujeres por darme tanto.

Comments:
Mi madre tambien, identicamente me decia que lo unico que podia legarme era una buena educacion. Aun retumban esas palabras en mis oidos. Ha sido usted bendecida por el amor incondicional de grandes mujeres. Se nota que ninguna perdio su tiempo con usted. No debe quedar duda que de grandes mujeres, salen grandes seres como me parece que lo es usted...

--Idgie Threadgoode
 
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Awilda Ivette Castro
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