Sunday, May 14, 2006
Sunday blues
Hoy me miré al espejo y me sentí azul, azul índigo. Una tristeza callada que me fluye por los dedos, por más que busco su origen, no lo encuentro. Tal vez es la lejanía del mar. A pesar de todo sigo siendo un ser caribeño, presumo que en estos asuntos no entra el matasellos de tu residencia sino la cadencia que por tantos años te guió. En los últimos meses me he convertido en un ser silencioso. A veces me levanto con la sensación que han desaparecido todos los sonidos y el mundo debe enfrentarse al silencio total. En estos momentos lo único que suena es el teclado de mi computadora. Afuera está gris, ese gris plomizo tan frecuente en este exilio. Siento como si se hubiese muerto alguien y todavía no me enterara.
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cuando viví sola en albany me daban unos azules espantosos. sobretodo los días grises esos que duran dos semanas, porque el sol ni sale ni se pone nunca. ahora, miro las fotos de esa soledad y me doy cuenta de que la extraño mucho, de que la añoro. ir al supermercado en bici, traer la compra en la canastita de alfrente, dar caminatas por un parque lleno de dunas en invierno y tulipanes tricolores en primavera, qué clichoso. pero era verdad. y ahora, a la distancia, aprendo que me encantaba esa vida. llorar por puro gusto cuando me diera la gana, hacerme autorretratos desnudos en carboncillo, que la única compañía segura fueran los discos que elegía para el día. esos no me defraudaban nunca, decían solo lo que yo quería oír cuando los invitaba. no sé, hay cosas pequeñas y deliciosas de esos azules y grises. si no me crees, mira dos veces esa foto tan bonita que tienes ahí.
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