Monday, June 12, 2006

 

God bendiga a Puerto Rico

Columna Hay que decirlo de Nelson Berrios-Publicada en Primera Hora, 7 de junio de 2006


Así, en un spanglish que resume su vida entre dos idiomas y al estilo de God Bless America, nos expresó su deseo para esta isla Josefina Rosario, radicada en Texas pero "100% boricua, del campo de Morovis". Allá trabaja en una Asociación Boricua "pa' no perder el acento ni nuestras raíces".
Rosario fue una de las decenas de boricuas o "boris" (como se identificaron algunos jóvenes), que enviaron e-mails en reacción a la columna "Al otro lado del charco", en la que comenté sobre la creciente emigración puertorriqueña.
Son muchas voces, como un coro de coquíes desperdigados por el mundo, pero parecen cantar al unísono al coincidir en sus mensajes: nostalgia infinita, aversión a la politiquería de este país, y el dilema de volver o no volver.
¿Qué nos dicen? Contra la politiquería "hay que usar la cabeza cuando votamos y dejar el partidismo", planteó Philip Barea, un boricua estudiante de derecho en Hungría. "Hay que trabajar mucho y sacar a todos estos políticos de todos los partidos que tanto daño le están haciendo al pueblo", opinó Carlos Bartolomei, desde Ohio. Muchos creen que hay que resolver el problema del status ya. Unos como Soraya Rodríguez Balzac se preguntan: "¿Por qué no verán la ventaja de la estadidad?". Manuel Martínez, sin embargo, se volvió independentista durante el exiilio en Gringolandia, según dijo el joven músico, quien entiende que hace falta más educación política en la Isla y espera volver para aportar al país.
Sus historias están llenas de emoción. "Les puedo decir que, me fui de Puerto Rico y dejé a una madre enferma, que eventualmente no volví a ver viva", relató Víctor A. Pérez, quien a los 33 años se marchó tras quedar desempleado al cerrar la empresa 936 en la que trabajaba.
La necesidad los llevó al otro lado del charco. "Soy maestra y me sentí más que avergonzada con el cierre del Gobierno y no me quedó más remedio que emigrar como la paloma sabanera cuando azota un huracán", explicó Marta de Jesús.
Los más jóvenes hablaron de oportunidades y choque cultural. "Aunque boricuas y con nacionalidad americana, nos siguen viendo como aliens y para el colmo de los colmos la gente de aquí se creen que Puerto Rico está en México y que somos mexicanos. ¿Tú puedes creer barbaridad semejante?", comenta Loriann Rivera Nieves, una joven auditora de 22 años en Virginia.
"Yo extraño hasta esos 'rotos del cará' por la carretera federal y en la 167", dice Loriann. "Me hace falta escuchar los carros con su bum bum. Y claro, como soy joven, lo más que extraño es el 'jangueo' (ya que aquí no es el mismo) y mi reggaetón". Otros viven escuchando por Internet Salsoul (José Steven Quiñones), añoran "ir un sábado a Piñones a comer bacalaítos, sentarme en las murallas de San Juan a sentir el aire y oler a salitre" (Awilda Castro), y hasta al llamar piden "que coloquen el auricular del teléfono cerca de una ventana que da hacia la montaña para oír los coquíes esgalillaos" (Almaris Alonso).
El regreso está en la mente de aquellos que llevan décadas en Estados Unidos, como Paula Uben. "No ha sido fácil acá por el prejuicio y el idioma, pero hemos tenido éxito... Esperamos aportar más económicamente a nuestro país cuando regresemos retirados. Al final, morir besando la tierra que nos vio nacer".
Arnaldo Casillas Berberena, un carolinense que lleva 20 años en Maryland, plantea que los boricuas debemos dejar atrás el pesimismo. "Por qué no buscamos hacer de nuestra tierra lo mejor. Si la calidad de vida es lo que deseamos, qué esperamos para desarrollarla... Borincano, toma control de tu nación y aboga por ella porque nadie lo hará por ti.
"Yo he aprendido a aceptar las fallas de mi nación; venerar los atributos de mi nación; y añoro regresar a mi terruño a aportar lo que he aprendido estando alejado de éste, para darles fe y esperanza a generaciones venideras... Quiero lo mejor para mi gente; yo me comprometí; comprométanse con su tierra". César Miró dijo en su canción, 'Todos Vuelven', "Todos vuelven a la tierra en que nacieron al embrujo incomparable de su sol, todos vuelven al rincón donde salieron… Yo volveré a esa tierra encantada pronto. Vuelvan todos ustedes que están en Estados Unidos para aportar junto con los que están en nuestra tierra en el desarrollo de una nueva nación. Entonces, podremos todos dejarle demostrado al mundo que nosotros, los borincanos, sabemos lo que queremos".
God bendiga a todos los boris al otro lado del charco. Acá los esperaremos siempre con los brazos abiertos porque son nuestra sangre, la otra mitad de nuestro pueblo, parte de nuestro corazón. Y aunque haya un océano que nos separe, en la distancia aún podemos reconocer a los coquíes que cantan con nuestra misma voz.

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Awilda Ivette Castro
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