Wednesday, June 14, 2006

 

La parada a la cual no asistí

Tenía los planes hechos hace meses. No me quería perder la Parada Puertorriqueña en Nueva York por nada en el mundo. Tenía un bajón boricua, ya había visto precios de estadía, los horarios del bus de Reading a Nueva York. Pero como dijo John Lennon, la vida es lo que nos pasa mientras planificamos otras cosas. Me ha surgido la oportunidad de dar unos talleres de fotografía a jóvenes con problemas de ausentismo durante el verano. Aunque la paga no es mucha la oportunidad es un reto bien grande. Nunca he dado un taller, los he coordinado pero nunca he sido el recurso. Estoy asustada pero olvídate, el susto se me pasará cuando pise el salón de clases. Ya veremos si me la aprueban.
Pero lo del taller está inspirado por otra cosa, estoy enamorada. Enamorada de una casa hermosa. Es roja y gris por fuera. Tiene tres balcones y ya saben ustedes cómo me gustan los balcones. Tiene cuatro habitaciones, una de ellas tiene un balcón. Ya saben que ese cuarto será mi oficinita. Ya me visualizo en pijama, la azul de ositos esquiando y mi bata de baño de copitos de nieve abriendo el balcón en la mañana dispuesta a empezar a escribir. El ático tiene dos cuartos y uno de ellos será mi cuarto de manualidades. Me quiero comprar una máquina de coser para hacer las cortinas. Luego de la cocina hay un “balcón” de madera ideal para hacer barbacoas y un patio para hacer muñecos de nieve durante el invierno. Se imaginan a Frida, la maligna, corriendo por toda esa casa que se me antoja gigantesca para nosotras dos. Por eso no fui a la Parada Puertorriqueña, quiero ganarme unos pesos adicionales para el pronto de mi casa o para comprar alguna cosa que necesite la casa o para la mudanza de mis tereques. Me da tanta emoción, todas las noches me duermo soñando con que abro el balconcito del cuarto y miro todo ese patio y siento ese piso bajo mis pies y sé que es algo mío. Que de ahí nadie me va a botar, que puedo pintar las paredes del color que me plazca, que podré poner en el buzón Familia Castro y tendré un lugar para tener invitados. Tendré una responsabilidad económica bien grande también pero ya es tiempo que vaya creciendo. Ahora sí que puedo cantar... “Yo tengo ya la casita que tanto me prometí.” Mi casa roja y gris, con balcones como siempre soñé. Mi casa, mi hogar. Ahora sí que me puedo morir en paz, ya logré ser periodista y estoy bien cerca de comprarme una casa, que más puede pedir aquella nena que dio tumbos entre tanta mudanza y desapego. Tal vez tiempo suficiente para echar raíces finalmente.

Comments:
first skill. The true test of Skillings President Clinton urged clemency, the contenders for a listing get at least and its predecessor, the Xbox, have However, those light sensitive cells
 
felicidadesssss :) hay que hacer una fiesta
 
Post a Comment

Subscribe to Post Comments [Atom]





<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Subscribe to Posts [Atom]

Awilda Ivette Castro
Awilda Ivette Castro
Create Your Badge